Hay dos tipos de personas en el mundo: las que se toman fotos con obras de arte y las que no. A primera vista, uno se pregunta si hay alguien que realmente está viendo la obra. Un segundo después, uno comienza a ver las posibilidades de tener una selfie con la pieza en Instagram y sus múltiples consecuencias. Por un lado, obtienes una fotografía con un agregado cultural y por el otro lado, tener una obra famosa como el fondo es una forma de probar que tienes un “excelente gusto”. Los cuartos infinitos de Yayoi Kusuma han hecho que probablemente sea la artista más instagrammeable.
Yayoi Kusama es una artista famosa por su uso del neón, sus obras llenas de lunares y, sobre todo, por sus cuartos infinitos. Su cuarto infinito, Love Is Calling, es un reflejo de su estética pop surrealista. La obra consiste en un cuarto lleno de espejos, con tentáculos de distintos colores neón, en cambio constante que se encuentran en el piso y en el techo, como si fueran estalactitas y estalagmitas. Mientras que las esculturas brillan y cambian de colores, el espectador escucha a la artista recitando en japonés su poema Residing in a Castle of Shed Tears.
Al entrar sólo cuarenta segundos por persona a este cuarto, el espectador se encuentra en un ambiente similar al de las alucinaciones que la artista ha experimentado durante su vida. Es un ambiente que es hipnótico por la voz suave de Yayoi Kusama que recita su poema. Además, también es un ambiente psicodélico gracias a la extrema profundidad que crean los espejos mientras los tentáculos color neón cambian de colores. Mientras el espectador recibe todos estos estímulos por menos de un minuto, la artista espera que éste reciba, adicionalmente, su mensaje de amor para que al salir del cuarto prosiga a proliferar el amor y la paz.
Parece casi imposible que el espectador pueda recibir todo lo que la obra tiene para ofrecerle en tan pocos segundos. Aquí es en donde entra la selfie. En el caso de Love Is Calling, considero que la fotografía va más allá de crear una presencia en redes sociales sobre la artista, de obtener likes, de lograr que otros followers se enamoren de la obra, de democratizar el arte y todos los demás aspectos, tanto positivos como negativos que se le puedan ver al tomarse una selfie en este cuarto infinito. La obra de Yayoi Kusuma no permite crear una memoria real muy profunda, al encontrarse sólo unos cuantos segundos adentro. A través de la fotografía, el espectador obtiene una forma de crear una memoria de su experiencia dentro de la obra. Aunque sea una memoria superficial, la selfie ayuda a que el espectador reflexione sobre el discurso de la obra.